Oliden nació y creció al compás del ferrocarril, cuya estación todavía se erige como símbolo de una época en la que el tren conectaba a los vecinos con otros puntos de la provincia. Alrededor de ella se fue armando la comunidad, con su capilla, la escuela, el club social y los comercios que aún sostienen la vida cotidiana.

Aunque pequeño, el paraje cuenta con una identidad fuerte y con vecinos que apuestan a quedarse, mantener sus costumbres y darle continuidad a la historia del lugar. Sus calles tranquilas y sus paisajes rurales atraen a viajeros que buscan destinos diferentes, donde la calma, la memoria y el contacto con la naturaleza son protagonistas.

Oliden es, hoy, un ejemplo de esos pueblos del interior bonaerense que resisten al paso del tiempo, con pocas familias, pero con la calidez de una comunidad que se reconoce en su historia y en su gente.

Uno de los eventos más esperados cada año es la Fiesta de la Galleta de Campo, que reúne a vecinos y visitantes en torno a uno de los productos más tradicionales de la panadería local. La celebración incluye espectáculos folklóricos, feria de emprendedores, comidas típicas y, por supuesto, la elaboración y degustación de la clásica galleta de campo, que forma parte de la identidad de Oliden y de la región.

A la propuesta gastronómica se suman los reconocidos chacinados de La Piara, elaborados en el propio paraje y muy buscados por su calidad artesanal. Salames, bondiolas y otros embutidos de la marca son un verdadero sello de Oliden, que atrae a visitantes interesados en llevarse un sabor único del campo bonaerense.